Los personajes literarios de una novela son el primer elemento de conexión con los lectores. ¿Cuántas veces hemos querido seguir leyendo solo porque el protagonista nos sorprende y queremos descubrir más sobre lo que le ocurre en el libro? Silvia Lambda nos cuenta todos los detalles en este artículo.
Como lectores nos dejamos llevar por los personajes para vivir y experimentar lo que les sucede, pero como escritores nos sentimos aún más atraídos por ellos.
Desarrollarlos, hacer que parezcan reales, que impacten y que sean capaces de transmitir todo aquello que nos atrevemos a imaginar cuando escribimos se convierte en una obsesión.
Por ello, construir personajes literarios es una parte fundamental de la planificación de una nueva novela.
Tipos de personajes literarios para tu novela
Es todo un arte crear personajes literarios que impacten al lector y que enriquezcan la trama de una novela. Esto se consigue identificando los tipos de personajes que existen para así decidir de forma más fácil cuáles se quieren incluir para que todo encaje y, de ese modo, no se pierda la coherencia en ningún momento en la novela.
Los personajes se pueden clasificar de dos formas: según su participación o según su función en la trama.
1. Personajes literarios según su grado de participación
La participación de un personaje se mide por la aparición e importancia que tiene cada uno de ellos dentro de la novela. Lo que significa que existen personajes principales, secundarios y terciarios según cómo aparecen y participan en la línea argumental principal.
Personajes principales o protagonistas
La trama de la novela se centra en este personaje principal, también llamado protagonista, que puede ser un solo individuo o un grupo o colectivo.
Lo normal es que sea un solo personaje en el que se centra la historia y al que seguir en sus acciones o aventuras.
Sin embargo, también puede darse el caso de encontrar una novela en la que el protagonista sea múltiple. Por ejemplo, en libros en los que los personajes principales son un grupo de amigos o un pueblo como colectivo. Aquí todos ejercen de protagonistas en su conjunto.
En definitiva, de todos los personajes literarios, el protagonista es siempre el que más importancia tiene. Por lo que se debe construir a la perfección para que impacte al lector. Además un personaje principal o protagonista siempre presenta conflictos internos más desarrollados y profundos.
Muchas veces también aparece un antagonista como personaje principal. El antagonista es ese personaje que se opone a los objetivos del protagonista, por lo que se crea un conflicto en la trama que influye en la tensión narrativa.
Siempre es interesante crear un antagonista que se enfrente al protagonista o intente detenerlo para así aumentar esa tensión que hará más interesante la historia que se quiere escribir.
Personajes secundarios
Los secundarios aparecen menos en la narración y no soportan la carga de la trama principal. Sin embargo, son muy importantes también porque acompañan al protagonista.
Además, las subtramas que experimentan los personajes secundarios complementan la línea argumental principal. Es decir, los objetivos, vivencias o la simple presencia de este tipo de personajes literarios en la novela sirven al protagonista para desarrollar su propia historia, hacerla más interesante o avanzar hacia el gran final.
En definitiva, los secundarios acompañan al protagonista y ayudan a que lo conozcamos mejor. Esta es su misión en el libro. Por lo que hay que tener cuidado de que un secundario nunca eclipse a un protagonista al ganarle terreno en la narración.
Si esto paso y resulta que su trama secundaria es más interesante que la principal sería recomendable valorar si este personaje es en realidad el verdadero protagonista de la novela.
Personajes literarios que son terciarios
Los terciarios son personajes que aparecen poco en la novela y no se sabe casi nada sobre ellos. Se crean de manera circunstancial cuando sucede algo determinante que requiere de su corta aparición.
Por ejemplo para aportar nuevos detalles en la resolución de una trama secundaria o para explicar el final de la novela.
Apenas se trabajan los conflictos internos de los personajes terciarios, ya que casi no van a aparecer, pero el autor siempre debe tener en mente cuáles son las motivaciones de estos personajes. Incluso aunque no se mencionen en la novela.
2. Personajes de una novela según su función
Otra forma de construir personajes literarios relevantes es según su función dentro de la novela. Esto permite clasificarlos en personajes redondos y planos.
Personajes redondos
Un personaje es redondo cuando evoluciona en la novela. Es decir, son personajes que cambian. Dejan de ser los mismos que el lector conoció al inicio de la novela.
Suelen ser los más complejos y llenos de conflictos que superar (o no). Pero en definitiva, son personajes que siempre se transforman.
Esta evolución es esencial para que un personaje principal funcione en la historia, por lo que tanto el protagonista como el antagonista deberían ser personajes redondos.
Es decir, personajes literarios que experimentan una transformación, que dejan de ser los que eran al final de la novela tras haber vivido lo que se narra en el libro.
Un ejemplo de este tipo de personaje es Don Quijote.
Personajes planos
Un personaje plano es todo lo contrario. Son aquellos que no cambian, que siguen igual a lo largo de toda la novela. No se produce ninguna transformación en ellos, se mantienen lineales en el desarrollo de la trama.
¿Se deberían crear personajes planos entonces? A veces son necesarios, ya que no requieren una gran construcción o psicología de personajes.
Su función suele ser simplemente acompañar a los principales o aportar detalles a la trama sin necesidad de presentar conflictos internos que requieran de una gran transformación. Por lo que su evolución no suele ser importante, sino más bien su participación.
Hércules es un ejemplo de personaje plano, pues no muestra evolución, sino que mantiene su carácter.
¿Qué tipos de personajes no pueden faltar en una novela?
Las clasificaciones anteriores sirven para construir personajes más auténticos que sirvan para mantener la coherencia de la historia. Sin embargo, también se debe tener en cuenta otra división más que puede aportar riqueza y diversidad a la novela.
Esta otra clasificación los define según diferentes arquetipos que otorgan una misión o función distinta en la historia a cada uno de los personajes que aparecen.
Fue desarrolla por Vladímir Propp y no solo puso nombre a los arquetipos sino que creó una tabla denominada ‘Las funciones de Propp’ donde explicaba la existencia de 31 tareas a desarrollar por estos personajes literarios en las novelas.
Vladímir Propp fue un lingüista ruso que analizó cientos de cuentos populares para identificar elementos comunes entre sí. Finalmente, los encontró en los personajes.
Desarrolló una lista para entender por qué estos personajes literarios no podían faltar en una novela para que fuera más interesante.
Personajes literarios según Propp
El héroe
Este personaje que también se le conoce como ‘el buscador’ es el más reconocido dentro de una novela, ya que suele identificarse con el protagonista. Es siempre el que inicia el camino o la misión y debe enfrentarse a los conflictos u obstáculos que aparecen en su camino.
El ordenante o el rey
Es el personaje que tiene la autoridad, el que manda u ordena. Suelen ser gobernantes, jefes o personas que ejercen su poder sobre el protagonista en la novela y lo obliga a que realice alguna acción concreta que desencadena la trama principal.
El auxiliar
Es también conocido como ‘el amigo’ o ‘el donante’. Suele ser un personaje que ayuda al héroe o que aporta un objeto o habilidad que lo beneficia a la hora de cumplir sus objetivos. Ejemplos: Sancho Panza sería el auxiliar en Don Quijote de la Mancha o Ron Weasley en Harry Potter.
La princesa o el príncipe como personajes literarios
Es el personaje que está enamorado del protagonista o la protagonista. También puede ser un objeto o recompensa final que el héroe consigue al final de la novela, ya que no tiene por qué ser una persona.
El falso héroe
Es ese personaje que se aprovecha del protagonista para sacar un beneficio propio o que ayuda al antagonista a frenar el camino que sigue el personaje principal.
El agresor
Es el antagonista, el malo de la historia que se enfrenta al protagonista en la novela.
El objeto
Los personajes no tienen por qué ser siempre personas. A veces pueden ser objetos, animales u otros seres que aportan diversidad. Incluso pueden convertirse en esenciales, elementos imprescindibles sin los que nada tendría sentido en la historia. Un ejemplo sería la belleza eterna de Dorian Gray. Esta cualidad tan importante en la historia sería ‘el objeto’. Sin esta cualidad, la historia no habría sido la misma o no se habría convertido en el clásico que conocemos.
A tener en cuenta al crear diferentes tipos de personajes literarios:
En definitiva, no significa que una historia deba contener todos los tipos de personajes literarios arriba mencionados, sino que hay que valorar las opciones y desarrollar aquellos que sí puedan ser interesantes para la novela.
Conocer las diferentes funciones de los personajes y utilizarlas en la construcción de una novela jamás restará riqueza al texto. Todo lo contrario: siempre sumará diversidad y dinamismo a la historia.
Cada escritor puede elegir de qué personajes servirse para transformar su historia en un libro mucho más interesante para los lectores. Es decir, un libro con personajes con los que conectar y a los que acompañar a lo largo de cientos de páginas.