7 errores que evitar al escribir diálogos

¿Se pueden cometer errores al escribir diálogos? Las conversaciones entre personajes son siempre interesantes cuando se está construyendo una novela. Escribir diálogos aporta juego y

02.11.2021 · Laura Fernández General

¿Se pueden cometer errores al escribir diálogos? Las conversaciones entre personajes son siempre interesantes cuando se está construyendo una novela. Escribir diálogos aporta juego y ritmo a la narración. Aunque no deben incluirse de cualquier manera, ya que los diálogos son un elemento más a desarrollar para que encajen en la historia que se está escribiendo y tengan así un efecto positivo en la narración.

Cometer un fallo a la hora de escribir estas conversaciones puede afectar no solo en el ritmo, sino también en la coherencia y hasta revelar que el escritor que se encuentra tras la novela puede no haber preparado bien su creación literaria.

Por lo que en este artículo encontrarás 7 errores que deberías evitar cuando se escriben diálogos dentro de un libro para así impedir que este elemento no perjudique a tu historia sino que suceda todo lo contrario: la impulse más todavía.

Error 1: No definir la voz de los personajes

Se pueden crear descripciones de los personajes más o menos extendidas, pero una característica que siempre suele faltar es la voz. Se define el rostro del personaje, su constitución y su personalidad con todo detalle para que el lector se imagine cómo es, pero olvidamos su voz. Al tratarse de una característica que no puede traspasar el papel (no se puede escuchar la voz de un personaje), también resulta difícil crearla para un escritor. Es por eso que muchas veces no se tiene en cuenta.

Y, sin embargo, es crucial para los diálogos. No tanto el sonido que emite el personaje al hablar, sino cómo se expresa y cómo se comporta cuando habla.

El error más común a la hora de crear diálogos es dejar que todos los personajes hablen igual, se expresen igual o se comporten igual. Quizá sea más fácil diferenciar la voz entre un protagonista y su antagonista, pero la mayoría de las veces sucede que el resto de personajes secundarios tienen la misma voz. Se expresan de la misma forma en el diálogo.

Si esto sucede, no habrá forma de distinguirlos y, por lo tanto, parecerá que todos tienen la misma personalidad. Y eso nunca es así. La forma en la que se expresan tiene que ver con cómo son, con el lugar del que proceden, dónde han nacido y qué estudios o trabajo tienen. Todo eso determina quiénes son y cómo van a comportarse.

No se expresará igual un personaje huérfano que ha vivido en un pueblo toda su vida a uno que vive viajando de ciudad en ciudad pero que se ha criado en una familia enorme. No les ha ocurrido lo mismo, no pueden tener la misma personalidad y, por lo tanto, no pueden expresarse igual cuando hablen.

También es importante tener en cuenta sus experiencias vitales. Si algo les ha impactado o han tenido anécdotas que definen su personalidad. Esto es, repito, lo que determina cómo se expresan y cómo se comportan.

Error 2: Escribir diálogos que sobran

Siempre debe existir un por qué cuando se incluyen diálogos en un libro. Aunque parezca que queda bien dar voz a cada personaje y transcribir conversaciones que pueden sonar fantásticas, lo cierto es que el diálogo solo debe estar presente en la narración si cumple un objetivo.

Por lo tanto, se debe evitar escribir diálogos que sobran o que resultan obvios. Las conversaciones en las que realmente no se dice nada como por ejemplo: «eh…», «bueno…», «es que…», deberían evitarse a toda costa.

Rompen la narración y realmente no aportan nada de información ni son relevantes para conocer lo que piensa el personaje.

En definitiva, todo lo que se pueda sustituir por narración indica que ese diálogo sobra y debería eliminarse.

Error 3: Conversaciones con explicaciones que se repiten

La aclaración dentro del diálogo, conocida como acotación o inciso, es importante para definir qué está haciendo o sintiendo ese personaje al hablar. Sin embargo, hay veces en los que se repite la acción en lo que dice y eso provoca un efecto repetitivo que hace que lo que está sucediendo pierda sentido.

Por ejemplo:

—Me encanta reírme contigo —dijo riendo.

O también:

—Ven a bailar conmigo —dijo mientras bailaba empujándola a ella a bailar también con él.

Error 4: La raya al escribir diálogos

Este error es de los primeros que deben solucionarse al escribir. En algunos editores de texto resulta difícil añadir la raya (—) cuando se inicia un nuevo diálogo y se deja en su defecto el guión (-). Esto no es correcto y hace que los diálogos estén mal puntuados.

Siempre se debe utilizar la raya larga (—) cuando se escriben diálogos directos y también a la hora de introducir la acotación o aclaración que sigue en algunos casos a ese diálogo.

También es importante conocer la diferencia entre verbos dicendi y no dicendi para puntuar bien las aclaraciones con minúsculas y mayúsculas. De lo contrario, nuestro libro estará lleno de faltas.

Error 5: Monólogos eternos

Introducir un diálogo cuando habla un personaje y que se convierta en un párrafo larguísimo que no tiene fin lo convierte en un monólogo, no en una conversación. Y esto es un error.

Hay otras formas de introducir monólogos interiores del personaje, ya que es una forma de diálogo también, pero vale la pena valorar si es realmente necesario introducirlo o se puede incluir como parte de la narración.

Los monólogos resultan extraños, ya que no es como se habla hoy en día. Las personas no sueltan discursos porque sí. Hay interrupciones, debates, conversaciones… Dejar a un personaje hablar sin parar es un error que debe evitarse porque no parece natural y desvía al lector del argumento de la historia.

Error 6: El efecto de la sala blanca

Este efecto se refiere a esa sensación a la hora de leer un diálogo en el que la falta de aclaraciones y descripciones nos lleva a imaginar a los personajes hablando en una sala vacía y blanca. No hay un lugar exacto, no hay explicación de donde se encuentran ni de qué sienten o qué hacen mientras hablan.

La falta de aclaraciones y descripciones nos lleva a imaginar a los personajes hablando en una sala vacía y blanca.

Esto se puede evitar con una buena descripción del lugar en el que se encuentran los personajes mucho antes de que hablen, o con acotaciones apropiadas que eviten este efecto. También es importante fijarse en los gestos. El lenguaje no verbal es fundamental para escribir diálogos. Por lo tanto, se debe describir cómo gesticulan los personajes cuando hablan.

En la vida real, nadie mantiene una conversación sin el lenguaje no verbal. Incluso en momentos en los que un personaje se muestra impasible se puede describir esa impasibilidad. Todo con el objetivo de poner imágenes en la cabeza del lector que ayuden a que su imaginación conecte con la historia.

Error 7: Las emociones cuentan

Es importante tener en cuenta las emociones de los personajes cuando se expresan. Hay que pensar qué momento o situación atraviesan en ese momento porque eso afectará a la conversación.

Por ejemplo, dos personajes que están casados e inician una conversación sobre la posibilidad de divorciarse no puede describirse sin emoción. Habrá sentimientos, gestos y movimientos de los personajes que delaten cómo se encuentran y eso debe reflejarse al escribir el diálogo.

Si no se tiene en cuenta este momento emocional del personaje o se comporta siempre igual cuando habla perderá la credibilidad. No solo el diálogo estará mal construido, sino que se notará el descuido en la personalidad del personaje. Es decir, en la construcción previa de esos personajes.

Conclusiones finales al escribir diálogos:

  • Incluir conversaciones entre personajes es un recurso muy útil para mostrar otros puntos de vista o revelar momentos importantes de la historia. Por eso escribir diálogos debe tener siempre un objetivo.
  • No hay nada más molesto en la lectura que incluir monólogos irrelevantes o conversaciones sin sentido. El diálogo es un recurso que puede mejorar la trama y producir su efecto en el ritmo de la narración, por lo que se debe usar de forma estratégica y natural.
  • Además, es recomendable incluir el lenguaje no verbal en los diálogos y recordar que las personas en la vida real no hablan como robots o en salas vacías, sin moverse. Las descripciones y acciones que acompañan a las conversaciones son importantes.
  • Por ello, se debe encontrar el equilibrio entre ese diálogo, la descripción y las acciones que lo acompañan en una acotación o inciso que suene creíble y lleno de naturalidad.

Autora

BoD Silvia Lambda valienteinspo

Silvia Lambda

Silvia Lambda es especialista en Marketing Digital y Creación Literaria, dos pasiones que nacen de su creatividad y su deseo de inspirar a otros escritores en su camino literario. Mediante la escritura y la creación de contenido en redes sociales (@valienteinspo), da consejos para autores que quieran llegar a más lectores con sus libros.