Cómo escribir una novela erótica: todo lo que debes saber en 7 preguntas

Escribir una novela erótica es un arte que mezcla deseo, emoción y narrativa. Descubre cómo crear historias sensuales que conecten con tus lectores.

10.10.2025 · Astrid Montalvo General

La novela erótica se ha consolidado como uno de los géneros más leídos y buscados tanto en librerías como en plataformas de autopublicación. Cada vez más autoras y autores se animan a escribir una novela erótica para explorar el deseo, las emociones y la sensualidad desde la narrativa, combinando romance, tensión sexual y desarrollo emocional. Si estás pensando en escribir y publicar tu propia historia erótica, es importante conocer las claves del género: desde cómo construir personajes creíbles hasta cómo escribir escenas de sexo que resulten sugerentes sin caer en la vulgaridad.

Aunque la literatura erótica existe desde siempre, su auge moderno comenzó a partir de 2010. Este fénonemo se debe a varias aspectos:

Hablar de sexo ya no es tabú. Desde los medios de comunicación hasta las redes sociales, cada vez hay más espacio para la exploración sexual sin prejuicios.

Plataformas como Wattpad han dado lugar a miles de relatos románticos con alto contenido sexual. Un ejemplo emblemático es After de Anna Todd, una fanfic inspirada en Harry Styles que fue adaptada, renombrada y publicada con gran éxito.

Tras el éxito arrollador de Cincuenta sombras de Grey de E. L. James, las editoriales abrieron los ojos a un género que hasta entonces evitaban. Muchas autoras han encontrado en la autoedición una vía para publicar novelas eróticas con total libertad.

La lectura digital ha favorecido este género. Comprar y leer discretamente una novela erótica en una tablet o eReader ha eliminado la vergüenza que podía provocar una portada explícita en público.

Antes de coger la pluma, es útil saber a quién te diriges. El dato es claro: son las mujeres quienes leen novelas eróticas. El hombre se excita con imágenes, mientras que la mujer prefiere dejar volar su imaginación.


Antiguamente, las novelas románticas clásicas, de corte más tradicional, estaban dirigidas a mujeres mayores de 40 años que buscaban añadir un poco de picante a su rutina diaria. Después, el género fue renovado con la llegada de 50 Sombras de Grey a las estanterías de las librerías. Un poco menos «edulcorada», más moderna y provocadora, la saga dio mucho que hablar entre las lectoras más jóvenes. Así nació un nuevo género: la literatura New Adult (fusión entre New Romance y Young Adult), dirigida principalmente a mujeres jóvenes de entre 18 y 25-30 años.


Se trata de historias de amor contemporáneas que incluyen algunas escenas subidas de tono. Es decir, la protagonista tiene la misma edad que sus lectoras, comparte sus gustos (música, series) y sus preocupaciones (estudios, primer trabajo, primeras experiencias amorosas, etc.). A estas jóvenes les encanta fantasear con grandes historias de amor… sin renunciar a saber qué ocurre entre las sábanas. De hecho, son demasiado mayores para historias adolescentes que se detienen en un casto beso. ¡Eso las dejaría con ganas de más!

Los clichés están muy presentes en la novela romántica, especialmente en la novela erótica contemporánea. Y lo cierto es que, ¡a veces son casi inevitables! A muchas lectoras les encantan las historias con el jefe dominante, el bombero sexy, el motero rebelde… Entonces, ¿deberías evitar este tipo de estereotipos en tu novela? En realidad, lo que importa no es el cliché, sino cómo desarrollas a tus personajes. Si los construyes con profundidad y personalidad, puedes usar estos elementos sin caer en lo previsible.

En la literatura romántica, aparecen con frecuencia algunos arquetipos clásicos de personajes. Entre los protagonistas masculinos encontramos al bad boy (chico malo), el macho alfa, el príncipe azul, el desconocido misterioso o el playboy seductor… Crear personajes que impacten dentro de tu novela es clave para que estos arquetipos tengan profundidad y personalidad. Las protagonistas femeninas suelen ser la mujer independiente con carrera profesional o la chica corriente con la que cualquiera puede identificarse. ¿Es esto un error? Para nada. Los arquetipos existen en todos los géneros literarios, como ocurre en la fantasía, con figuras como el héroe, el mentor o el villano. La clave está en diferenciarlos de los estereotipos: el arquetipo es una base sólida para crear personajes complejos, mientras que el estereotipo es plano, predecible y poco original.

Además, muchas lectoras de novela romántica y erótica buscan activamente ciertos esquemas narrativos, conocidos como tropos. Algunos de los más populares son:

  • De enemigos a amantes
  • Obligados a convivir o colaborar
  • Relaciones con diferencia de edad
  • Relación fingida que acaba siendo real

Estos tropos funcionan porque conectan con las fantasías y emociones del público. Por eso, si decides utilizarlos, tu reto como autor/a será darles un enfoque original y fresco, incluso dentro de una estructura clásica.

El secreto está en que tus personajes no se reduzcan a su profesión, a un rasgo de carácter o a una sola característica. Dales una personalidad auténtica, un pasado, deseos, sueños, pequeños defectos… En resumen, profundidad y matices. Así lograrás que tu protagonista no sea solo un “bombero sexy” o una “chica tímida”, sino una persona compleja y creíble.

Y es cierto: si tu protagonista masculino es simpático, entrañable, divertido —en una palabra, auténtico—, la química con la protagonista surgirá de forma natural, más allá del aspecto físico. La lectora solo querrá una cosa: ¡que estos dos acaben juntos!

Por eso, no te limites a construir al típico galán perfecto. Deja de lado los estereotipos y no pongas todo el peso en el físico del personaje. Céntrate en sus gestos, en cómo trata a la protagonista, en sus contradicciones, en sus silencios… Al fin y al cabo, cada mujer tiene su propio ideal masculino, y lo mejor que puedes hacer como autora es darle a la lectora espacio para imaginarlo a su manera.

Si las lectoras solo desean ver a los protagonistas besándose, acostándose o formando pareja, no debes satisfacer ese deseo demasiado rápido. En cuanto los protagonistas cumplan sus fantasías y se sumerjan en la felicidad plena, la tensión sexual desaparecerá y perderás el interés de tus lectoras.

Esta es, de hecho, la equivocación más común en los manuscritos de romance: todo va demasiado rápido. Los personajes se conocen, se enamoran antes de realmente conocerse y todo va tan bien que se casan a los seis meses. Más allá de que no sea realista, es, sobre todo, muy aburrido de leer. Sin obstáculos ni conflictos, no hay historia que contar.

Para que una historia de amor merezca ser narrada, debe salir de lo común, incluso en un novela erótica. No basta con un argumento simple en el que dos personajes se conocen y pasan el resto del libro en escenas íntimas. Las escenas eróticas deben ser un toque de sabor que realce la historia de amor, como una pizca de especias.

Por eso, es fundamental frustrar a tus lectoras, hacerlas esperar y mantener el suspense sobre la evolución de la relación el mayor tiempo posible. ¡Les encantará!

¿Cómo introducir giros argumentales en una novela romántica o erótica? No es tan sencillo como en un thriller o una novela fantástica. El secreto está en crear conflicto dentro de la historia. La relación entre los protagonistas debe verse obstaculizada.

¿Se trata de un amor prohibido? (diferencia de edad, relación alumno-profesor, distintas religiones, uno de los personajes ya está en pareja…) ¿O un amor improbable? (los protagonistas se odian, por ejemplo) ¿O quizá alguien interfiere? (una ex pareja, por ejemplo) ¿O un conflicto interior? (traumas, miedos, etc.)

Piensa en algo que pueda impedir que la pareja se forme o sea feliz. Así surgirán los giros argumentales: malentendidos, mentiras, traiciones, triángulos amorosos, peleas… Las lectoras estarán ansiosas por seguir leyendo y descubrir cómo termina esta historia de amor tormentosa.

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En la novela romántica y erótica, las lectoras viven la historia de amor a través de la protagonista. Por eso, es fundamental que sientan lo mismo que ella: que se enamoren del protagonista, que deseen estar con él, que sufran con cada obstáculo… En definitiva, que se impliquen emocionalmente en cada página.

Uno de los secretos mejor guardados de la novela erótica es que la tensión sexual crece a medida que crece la conexión emocional entre los personajes. Cuanto más compartan momentos intensos, cuanto más se confíen sus miedos y deseos, más aumentará el deseo entre ellos. Y eso es precisamente lo que engancha a la lectora.

Muestra, no cuentes

    Una de las técnicas más efectivas en la escritura de novela romántica consiste en mostrar las emociones a través de acciones, gestos y reacciones, en lugar de simplemente contarlas. No digas que la protagonista siente un flechazo, muéstralo. ¿Se le acelera el corazón? ¿Se queda en blanco cuando él le habla? ¿Se le seca la boca al oír su voz? Detalles como estos son los que hacen que la lectora sienta en lugar de leer.

    Activa los cinco sentidos

      Una escena erótica no debe quedarse en lo visual. Para transmitir emociones intensas y realismo, utiliza los cinco sentidos: el olor de su piel, la textura de sus manos, el tono grave de su voz, el calor de su aliento, el sabor de sus besos… Cuantos más sentidos actives, más inmersiva será la escena para la lectora.

      Usa la primera persona

        Cada vez más novelas románticas —especialmente en el género New Adult y la romántica contemporánea— se narran en primera persona. Esto permite que la lectora acceda de forma directa a los pensamientos, emociones y contradicciones de la protagonista. Y en romance, eso es esencial.

        Muchas autoras también optan por alternar la voz de la protagonista con la del héroe, capítulo a capítulo. ¿Por qué? Porque a las lectoras les encanta saber qué piensa él, qué siente, qué le frustra o le atrae. Esta técnica aumenta la tensión, la empatía y el deseo de seguir leyendo.

        Transmitir emociones es la clave para que una novela romántica o erótica funcione de verdad. Puedes tener escenas subidas de tono, pero si no hay una conexión emocional que las sostenga, no tendrán impacto.

        Probablemente, este sea uno de los mayores desafíos al escribir una novela erótica: la parte erótica en sí. No siempre es fácil saber qué escribir ni cómo hacerlo. ¿Cuántas escenas sexuales debe tener una novela erótica? ¿Qué extensión deben tener? ¿Conviene sugerir o describir con todo detalle? ¿Debe ser una escena romántica o más cercana al BDSM?

        Lo cierto es que no hay una única respuesta correcta. Cada autor/a escribe lo que le gusta, lo que a uno/a misma le gustaría leer. También influye lo que se siente capaz de escribir y, sobre todo, lo que resulta coherente con el tono y el estilo de su historia. Si el ambiente general de tu novela es romántico y tus personajes son tímidos, es poco probable que se lancen a una sexualidad desatada y poco convencional.
        Lo importante, siempre, es despertar el deseo en la lectora.

        Dale una función narrativa

        Una escena erótica no debe aparecer porque sí, como un añadido forzado. Debe formar parte de la historia, contribuir al desarrollo de los personajes y hacer avanzar la trama. Puede revelar algo nuevo sobre la psicología del protagonista, marcar un punto de inflexión en la relación o cambiar la dinámica entre los personajes. Cada escena íntima debe tener una razón de ser.

        Cuida el ritmo

        El deseo debe crecer poco a poco. Puedes hacer que los personajes empiecen con cierta timidez y, gradualmente, se vayan soltando. El clímax debe sentirse como una evolución natural, no algo abrupto. Juega con el ritmo de las frases: alterna párrafos largos con frases cortas e intensas. Evita que la escena sea demasiado breve, pero tampoco la alargues sin sentido, o se perderá el efecto. La clave está en el equilibrio.

        ¡Libérate!

        Inspírate en lo que te gusta, en tus propios deseos y fantasías. Recuerda las emociones reales que hayas sentido en momentos similares para poder reflejarlas con autenticidad. La lectora debe sentirse conmovida, incluso turbada.
        Escribe con libertad, con intensidad, como si nadie fuera a leerte. Total, lo más probable es que publiques bajo seudónimo y, como un superhéroe, ¡puedas mantener tu identidad en secreto!

        Es una pregunta muy legítima: ¿cómo distinguir entre erotismo y pornografía? El adjetivo “erótico” se define como: “Relacionado con el amor físico, que provoca el deseo amoroso y el placer sexual”. Por otro lado, la palabra “pornografía” se describe como: “Representación de cosas obscenas destinadas a ser mostradas al público”.

        Un libro erótico contiene escenas sensuales, apasionadas y sugerentes, pensadas para despertar el deseo en las lectoras, pero siempre manteniendo la historia de amor de los protagonistas en el centro de la narrativa. En cambio, en un libro pornográfico, la historia y los personajes pasan a un segundo plano y el foco principal está en las escenas sexuales, que pueden ser explícitas, vulgares y carentes de romanticismo o sensualidad.

        Para mantener tu novela dentro del erotismo y no cruzar la línea hacia la pornografía, es fundamental elegir con cuidado el vocabulario que usas. Un buen ejercicio es crear tu propio campo léxico ideal sobre el sexo: una lista de palabras relacionadas con el tema que te gusten y no resulten vulgares. Por ejemplo: “encenderse”, “juegos”, “amante”, “entregarse”, “apasionado”, “desnudar”. Puedes inspirarte en la literatura erótica que te guste para enriquecer esta lista y usarla cuando escribas tus escenas.

        Piensa siempre en sensualidad y romanticismo, pero sin caer en la excesiva dulzura o pudor, que pueden acabar frustrando o irritando a tus lectoras. Algunos autores usan demasiadas metáforas para describir el acto sexual, lo cual puede funcionar si se hace con moderación. Sin embargo, recurrir constantemente a eufemismos poéticos o exagerados puede hacer que la escena resulte ridícula en lugar de excitante.

        Por último, es clave que releas cuidadosamente tus escenas eróticas, para detectar pasajes poco naturales, forzados o poco creíbles. Contar con una lectora beta especializada en novela erótica puede ser de gran ayuda para identificar los puntos débiles de tu manuscrito y mejorarlos.

        Escribir erotismo de calidad es un desafío apasionante que requiere cuidado, sensibilidad y autenticidad. Recuerda que el equilibrio entre deseo, emoción y narrativa es la clave para conquistar a tus lectoras y hacer que tu novela deje huella. ¡No temas explorar y expresar tu creatividad, porque en cada palabra está el poder de despertar pasiones!

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        Autora

        Astrid Montalvo

        Responsable de Marketing y Distribución de BoD España. Apoya a los autores y editoriales en la optimización de la distribución y visibilidad de sus obras. Lo que más disfruta de su trabajo es ver crecer la comunidad de autores BoD y formar parte del sueño de publicar un libro.

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